el josué

Friday, September 28, 2018

Hay de muertos a muertos


Lo que estoy a punto de relatar no es una broma ni una historia producto de mi imaginación. Diría que esto le sucedió al amigo de un amigo, pero no, yo lo viví en persona. Es una historia real y sucedió hace un año precisamente en vísperas del Festival de Día de Muertos que organizamos en Dortmund.
Era el segundo día de dicho Festival y yo llegué temprano al recinto donde se habría de llevar a cabo el evento. Frente a la puerta estaba parada una pareja de alemanes con mirada hosca y escéptica.
Me acerqué a preguntarles si podía ayudarles en algo y me dijeron que esperaban a una señora que los había citado para ofrecerles una visita guiada por el recinto.  Dicha señora se dedica a dar discursos en funerales y la pareja con la que yo estaba hablando eran (o son) dueños de una agencia funeraria.  “Tiene sentido su presencia” – pensé de forma muy natural.
La persona que los había citado no había llegado aún por lo que les ofrecí pasar conmigo y ver el recinto, el altar de ofrendas, las exposiciones fotográfica y de pintura y para darles una pequeña explicación sobre nuestro festival y el motivo de la fiesta.
De la pareja, el señor se mostraba dispuesto pero la señora fruncía cada vez más el ceño (y tal vez alguna otra parte de su cuerpo) y solamente daba negativas a mis ofrecimientos.  Los convencí de pasar conmigo y cuando hubimos accedido al recinto la señora exclamó casi con repugno:
“¿pero qué es esto?  Dieter, vámonos.  Esto es demasiado tenebroso.”
Me tuve que contener para no soltar una carcajada.  ¿En realidad había dicho eso? ¿La dueña de una funeraria había dicho que las figuras de cráneos humanos de papel de colores y esqueletos con flores le parecían tenebrosos?
Resulta que a una persona que se la pasa todo el día desvalijando cadáveres y maquillándolos, la muerte le parece un asunto tenebroso.

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