el josué

Wednesday, August 27, 2008

el lado bueno


Venía mirando hacia el piso porque traigo una de esas depresiones tan típicas en Europa. Me iba a tender en el césped (pasto) de un jardín cuando de pronto vi un telefóno celular ahí abandonado. Como yo estaba en mi mundo, hundido en mis pensamientos autodestructivos, de repudio a la sociedad y escuchando una buena canción en mi walkman, me importó un comino (o sea, nada) el teléfono, lo dejé ahí y seguí caminando.

Me acosté mirando hacia el cielo y comencé a preguntarme ¿cuál es el sentido de la vida?: ¿Acaso tener el auto más caro y veloz? ¿la novia más atractiva y arrogante? ¿conocer a más amigos internacionales e influyentes? ¿ser el más "cool"? ¿ser millonario? ¿o acaso... simplemente hacer lo que a uno se le da la gana?

Mis intentos de relajarme y poner mi mente en blanco se veían interrumpidos por el pensamiento en aquel teléfono. ¿Ya se lo habrían llevado los turcos que estaban a tan sólo 2 metros? ¿O los fresas, uno de los miles que hay en esta ciudad, lo habrían recogido? Tal vez la chica que juega a ser "alternativa" dejándose rastas y usando camisetas amarillas y zapatos verdes, traicionando sus ideales y principios hippies habría decidido revenderlo para comprarse unos lentes Dolce & Gabbana (o como carajos se escriba).
Perseveraba en la meditación. Una y otra vez me invadió la curiosidad hasta que después de haber escuchado a Chopin, Demian Rice, Train, Weezer, Elis Regina y Lila Downs, decidí levantarme de mi lugar y quitarme la duda de encima (sin albur).

Caminé directamente hacia el lugar donde debía estar el objeto perdido. Lo levanté ante el asombro de la gente alrededor y llamé a uno de los contactos guardados en la agenda. No contestó. Envié unos mensajes de texto y en 30 min el dueño, un colombiano, lo recogía en un punto de la ciudad.

Me lo agradeció y me pidió mi número de teléfono para invitarme una cerveza.

Después de todo, no resultó tan malo estar triste, me hice acreedor a un trago gratis. Falta ver si en verdad me llama el tal Felipe.