el josué

Thursday, April 07, 2011

el manneken pis



Fui a Brusselas, Bélgica a pasar un fin de semana. Sí, como muchos aseguran, esa ciudad capital es una mezcla "interesante" de gente de todas partes. "Interesante".
Patrañas. Para mí Bruselas no es más que una caldo de olla cuyos ingredientes son:
- un montón de holgazanes llamados artistas
- dos montones de corruptos malparidos que trabajan para la Comisión Europea
- varias pizcas de africanos desgraciados, legales e ilegales, empleados y desempleados que también podrían o no ser corruptos

Según las personas que visité allí (alemanes asentados desde hace varios años ya) uno de los antojitos más famosos y sabrosos son las papas a la francesa. Me llevaron a uno de los locales más famosos a degustar el platillo para los-de-a-pie y me resultó espantoso: grasoso, quemado y desabrido. Tomando en cuenta que en tierras teutónicas una salchicha en un pan con mostaza es un manjar, lo relativicé y entiendí.

Uno de los puntos culminantes de mi visita fue cuando la hija de la amiga de una amiga le pidió a su madre que le acariciara la mano para "mantener el equilibrio de su estado emocional" - cita textual de las palabras de la niña de 8 años.

Sí, la arquitectura de la ciudad es bonita; sí, es interesante ver cómo conviven extranjeros e inmigrantes (que no es lo mismo); sí, ahí se encuentra el Parlamento Europeo y se dan los permisos para que las empresas puedan colocar sus productos en otros países sin pagar tantos aranceles, conseguir mano de obra barata, despedazar los mercados de los productores locales, etc...

Sin embargo lo que más me gustó de Bruselas es esta postal que encontré en una tienda que diseña souvenirs innovadores.

Dije.