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Trabajo, mejor dicho, voy todos los días a una oficina donde me siento 8 horas frente a una computadora y convivo con seres poco menos comunicativos que un molusco.
Hoy por la mañana me asomé por la ventana porque escuché el canto de unas aves. Un colega me preguntó:
"¿Qué haces?".
Yo: "Escucho el canto de un mirlo. No sabía que había vida inteligente por estos lugares".
Colega: "¿Qué?".
Yo. "¿Lo ves? Ahora se que por lo menos hay un ave con la que puedo intentar comunicarme".
El lenguaje es un indicador de la inteligencia de un ser vivo. Animales y bestias salvajes se comunican con alaridos, incluso seres unicelulares lo hacen por medio de ondas mecánicas o electromagnéticas.
Más que una oficina, me siento como en un laboratorio donde se pueden observar criaturas biológicamente complejas pero que inexplicablemente no desarrollaron la capacidad de la comunicación. O ¿quién sabe?, tal vez sólo sufran de afasia.
Mis colegas, moluscos, protozoos, cómo los quiero.