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Thursday, April 07, 2011

el manneken pis



Fui a Brusselas, Bélgica a pasar un fin de semana. Sí, como muchos aseguran, esa ciudad capital es una mezcla "interesante" de gente de todas partes. "Interesante".
Patrañas. Para mí Bruselas no es más que una caldo de olla cuyos ingredientes son:
- un montón de holgazanes llamados artistas
- dos montones de corruptos malparidos que trabajan para la Comisión Europea
- varias pizcas de africanos desgraciados, legales e ilegales, empleados y desempleados que también podrían o no ser corruptos

Según las personas que visité allí (alemanes asentados desde hace varios años ya) uno de los antojitos más famosos y sabrosos son las papas a la francesa. Me llevaron a uno de los locales más famosos a degustar el platillo para los-de-a-pie y me resultó espantoso: grasoso, quemado y desabrido. Tomando en cuenta que en tierras teutónicas una salchicha en un pan con mostaza es un manjar, lo relativicé y entiendí.

Uno de los puntos culminantes de mi visita fue cuando la hija de la amiga de una amiga le pidió a su madre que le acariciara la mano para "mantener el equilibrio de su estado emocional" - cita textual de las palabras de la niña de 8 años.

Sí, la arquitectura de la ciudad es bonita; sí, es interesante ver cómo conviven extranjeros e inmigrantes (que no es lo mismo); sí, ahí se encuentra el Parlamento Europeo y se dan los permisos para que las empresas puedan colocar sus productos en otros países sin pagar tantos aranceles, conseguir mano de obra barata, despedazar los mercados de los productores locales, etc...

Sin embargo lo que más me gustó de Bruselas es esta postal que encontré en una tienda que diseña souvenirs innovadores.

Dije.

Thursday, August 13, 2009

c++


He tenido contacto con el lenguaje de programación de alto nivel C++, creado en 1979 por el científico danés Bjarne Stroustrup, en diversas ocasiones. Algunas experiencias fueron malas, otras indiferentes y el resto las he olvidado. Sin duda, la mas extraña y curiosa anécdota respecto al tema sucedió un día que iba caminando con mi hermana por la calle Vetoshnyy pereulok, Moscú, cuando de pronto un tipo nos abordó, preguntando:
- "Are you ok?"
Nos quedamos observando al sujeto que tenía aspecto de Clark Kent, con todo y el atuendo.
"Yes, we are fine"
- "Let's walk, not fast, but slow" - sugirió.
Caminamos con el unos metros. Le preguntó a unos oficiales de policía la razón por la que estaba cerrado el acceso a la Plaza Roja.
Después de conversar unos minutos con "Albert" me enteré de que terminó estudiando robótica en la Universidad Tecnológica de Moscú porque no pudo entrar a la Facultad de Aeronautica. "I wanted to design rockets" - dijo.

Era tan bizarro aquel encuentro, casi surreal, que decidimos despedirlo en el acto. Además caminaba muy lento y teníamos otras cosas que hacer. Como vio nuestras claras intensiones de darnos a la fuga, se armó de valor y lo último que dijo fue lo siguiente:

"Josue, just one question..." - en ese momento pensé que me preguntaría si conocía la KGB y entonces me revelaría que era un agente encubierto y que había unos francotiradores en el techo del edificio contiguo... pero se limitó a preguntar:

"Do you have C++ in Mexico?"

Si tan sólo alguien hubiera fotografiado mi cara de "Без перевода?" (¿¿¿Qué???)

Sunday, June 28, 2009

Россия



En un desplante de locura y osadía decidí visitar la Federación Rusa por 9 días. Había escuchado muchas historias inverosímiles y leyendas urbanas sobre la burocracia, las mujeres exquisitas, los hombres feos y locos, los accidentes automovilísticos, los paisajes hermosos y temperaturas insolentes. Entonces pensé que sería justo formarme una imagen propia sobre el país con 11 husos horarios diferentes.

Acudí a la embajada de Rusia en Alemania a tramitar mi visa:
Burócrata: "Son 117 Euros".
Yo: "¿Cómo es posible si en México el mismo trámite cuesta sólo 35?"
Burócrata: "Entonces se puede regresar a México para obtener su visa alla"

Por un momento me sentí ya en Rusia. Me enojé y fui al edificio contiguo a pagar. Como era una suma mayor a 25 Euros sólo se podía pagar con tarjeta de crédito y se cobra una comisión de 1 Euro (sin mencionar que ningún trámite en la embajada cuesta menos de 25 Euros).

De todo lo que habría de vivir después estando ya en Rusia, hubo un hecho que marcó mi experiencia con la ex-Union Soviética. Y no fue precisamente el haberme encontrado al Huracán Ramírez en la Plaza Roja de Moscú, ni haber conocido a gente bastante cálida, amable e interesante, ni el haber escalado por unos andamios la fachada de un edificio de 7 pisos para contemplar el atardecer en San Petesburgo, ni haberle dado una clase de harmónica a un vagabundo que se me acercó en un parque al escucharme tocar con unos amigos, ni mucho menos el haber sido huésped del Vice-consul de Filipinas en Moscú durante 4 días, ni haber escuchado el canto de un coro dentro de la Catedral de San Basilio; sino lo que sucedió cuando fui a recoger mi visa transcurridos 7 días hábiles desde el primer trámite:

En la puerta del consulado, un empleado me preguntó:
- "Joven, ¿trae teléfono celular?"
Yo, extrañado porque no me habían hecho esa pregunta en mi primera visita, respondí:
- "Sí, ¿porqué?"
El guardia y una señora detrás de el respondieron:
- "No puede pasar con teléfono. Lo tiene que dejar afuera, o si quiere, puede dejarlo en el puesto de café que está aquí afuera"
Lo único que le faltó decir para completar la frase fue: "...que es el negocio de mi comadre".

Fui al puesto de café.
Yo: "Hola. ¿Puedo dejarle encargado mi teléfono un momento?".
La encargada (con unos ojos preciosos, sin duda, rusa) sonriendo cínicamente: "Sí joven, pero cuesta 1 Euro".
Yo: "¿Qué? ¿Después de todo lo que me han cobrado por la visa aun tengo que pagar 1 Euro para dejar mi teléfono aquí?".
La encargada: "Si quiere puede volver a intentarlo".
Yo: "No, está bien. Le pagaré el Euro y no quiero volver a saber jamás sobre el asunto".

Regresé a la entrada del consulado y me preguntó el empleado con una risa cínica:
"¿Qué tal joven, ya no trae teléfono?"

Me limité a responder con un "No" a secas. Recogí mi pasaporte y mi visa y abandoné el lugar. Como dirían los rusos: "Well, it's Russia".